¿Qué es el emprendimiento social?

Poco a poco, el emprendimiento social se está introduciendo en España. Es una figura que merece la pena analizar porque constituye dos de nuestras principales motivaciones: personas con inquietud y sin miedo a montar una empresa; y personas con un profundo compromiso con la comunidad. Como introducción, creemos que es conveniente que veáis este extracto de conferencia del Premio Nobel de la Paz de 2006, Mohamed Yunus:

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Aunque las palabras de Yunus son muy esclarecedoras, queremos establecer una serie de apuntes sobre los emprendedores sociales. Os puede ayudar a tener una idea global de la actividad y, dado el caso, a comenzar una andadura que os traiga grandes alegrías.

Una empresa viable con fin social

Cuando se habla de una empresa social no hay que pensar en ONG, fundaciones, caridad, etc. Se trata de una empresa cualquiera, con su estructura de negocio y unos planes estratégicos. Estos objetivos deben asegurar la viabilidad temporal de la compañía y el progreso de sus trabajadores. No obstante, el punto que destaca frente a la “normalidad” del resto de organizaciones es que su actividad suple carencias del Estado de bienestar. Así, pueden surgir emprendedores sociales que fomenten la cultura, cubran las necesidades básicas de una comunidad, luchen contra la brecha digital Norte-Sur/tercera edad, promulguen la inclusión social de colectivos en riesgo y un largo etcétera. Ejemplo: una empresa de catering cuya plantilla está formada por personas que estaban en riesgo de exclusión social. Esta organización forma a sus trabajadores, compite en el sector, paga sus nóminas, trabaja los aspectos comerciales e intenta ampliar la cartera de clientes.

Ánimo de lucro

La empresa tiene que ser viable. Por lo tanto, hay que ganar dinero. La idea que subyace no es buscar el enriquecimiento de los ejecutivos, sino una continuidad que permita reinvertir los beneficios en el propio proyecto. Se busca la sostenibilidad empresarial y el impacto de la acción. Es decir, la solución al problema va acompañada de una concienciación en los públicos.

La forma de financiarse no difiere de las de cualquier otra empresa. Sin embargo, es cierto que entre este tipo de emprendedores prolifera el conocido crowdfounding, una forma de financiación colectiva a través de aportaciones pequeñas. En determinadas ocasiones, los emprendedores sociales pueden recibir algún tipo de subvención, pero hay que tener en cuenta que su surgimiento es, precisamente, una consecuencia natural de las posibles carencias del Estado de bienestar. Es más, la escasez de fondos públicos ha motivado la aparición de este tipo de empresas. Hasta ahora, eran las subvenciones, las ONGs, las fundaciones… las que se encargaban de los segmentos de población en riesgo de exclusión (por poner un ejemplo). Dadas las circunstancias, muchas organizaciones no lucrativas se han reconvertido en empresas sociales. Esto ha favorecido la pervivencia de las iniciativas y, a la vez, ha mejorado la gestión.

Legalmente, no existe todavía un modelo definido, ya que “tienen un objetivo social y societario combinado con el espíritu empresarial del sector privado”. Sin embargo, desde las instituciones se está trabajando en su correcta definición. La figura del emprendedor social está muy desarrollada en EE.UU, Reino Unido y Francia. En nuestro país parece que está adquiriendo envergadura en los últimos años. Según el informe de Global Entrepeneurship Monitor existe un 0,5% de la población española que participa en este tipo de actividades empresariales. En países como EEUU o Reino Unido la cuota llega al 2%.

¿Qué os parece? ¿Querríais que profundizáramos más en este tipo de emprendimiento? ¿Qué sabéis de él?